La Ermita de Zamarrilla es un pequeño y precioso templo del siglo XVIII, ubicado en los límites entre los barrios El Perchel y La Trinidad de Málaga, su nombre lo debe a una bonita leyenda de fervor y conversión. Actualmente es la sede canónica de la hermandad de Zamarrilla.
La primera piedra de la Ermita de Zamarrilla fue puesta en 1757, gracias a los donativos recogidos por Antonio Barranquero. En 1761 el obispo de la ciudad en turno concede cuarenta días de indulgencia a quien rece tres veces el credo dentro de la ermita. En el siglo XIX la ermita de Zamarrilla fue ampliada, sufrió grandes pérdidas durante la quema de conventos, cuando la imagen de la Dolorosa y el crucificado fueron consumidos por las llamas. Estas imágenes fueron reemplazadas y la capilla fue restaurada en 1945 añadiendo la espadaña.
La titular original del templo era una Dolorosa que fue hallada en el siglo XVIII mientras se construía un camarín. Esta imagen salió en procesión por las calles de Málaga en 1821, su devoción propició la fundación de una hermandad en el siglo XIX.
Esta ermita tiene una bonita leyenda a la que debe su nombre, cuenta la anécdota de un bandolero llamado Juan Zamarrilla que era famoso por sus fechorías y ser bondadoso con los pobres. Un día cuando estaba asediado por los soldados que iban a capturarlo, él decide encerrarse en una ermita que estaba muy alejada, dentro había una virgen a la que le imploró perdón y ayuda, después se oculta bajo su manto y los soldados no consiguen pescarlo.
Cuando por fin sale del escondite, él clava una rosa blanca en el pecho de la virgen, que luego se torna roja. El hombre se convierte y dedica su vida como monje a servirle a los más necesitados. A partir de esta leyenda, la virgen titular de la Ermita de Zamarrilla luce siempre una hermosa rosa roja.